Es frecuente escuchar casos en que los hijos de padres divorciados odian a un progenitor, sin causas lógicas que justifiquen tal sentimiento. En estas historias el otro progenitor, el aceptado por el hijo, ha logrado convencerlo y alejarlo del padre o madre, se sienten poderosos creyendo que se vengaron o vencieron al enemigo y en verdad sembraron una huella traumática en los hijos , quienes fueron manipulados a través de estrategias, inoculándoles rechazo y odio hacia el otro progenitor.
El progenitor acusado deberá tener una orientación psicológica apropiada para no perder el vínculo con el hijo, ya que las estrategias del progenitor manipulador, están armadas de tal modo, que muchas veces logran agotar y alejar, definitivamente, al progenitor acusado de su hijo.
Autor del texto: Lic. Mónica Muruaga. Psicóloga y Terapeuta Corporal.
Publicado 4 de julio de 2012